Los franceses son famosos por su sexualidad y sus affaires y la verdad sea dicha la vida sexual de los gobernantes franceses da tela por donde cortar. Solo Napoleón, da para hacer todo un artículo, pero es que la nobleza no se queda atrás. Falta de higiene, problemas de erección, paros cardiacos provocados por una felación, simplemente hay de todo.
Si te pica la curiosidad, acompáñame en este repaso histórico.
Napoleón
Tuvo bajo sus botas a una buena parte de Europa. Luchó contra los mejores generales de su época y llegó hasta la tierra de los faraones para tratar de apoderarse de la colonia más próspera de Gran Bretaña. Pero todos estos éxitos no se vieron reflejados en su intimidad sexual.
Más que documentada está su tórrida relación con Josefina, una mujer 6 años mayor que él, que le dejó locamente enamorado. Pero por la cual fue víctima de varias y constantes infidelidades.
Esto, unido a que no fue capaz de dejarla embarazada provocó que pasó de sentir un amor desbordante a odiarla. Tanto así que se divorció 13 años después de contraer matrimonio, no sin antes comenzar el mismo a tener varias amantes.
Algunos recogen que Josefina lo consideró un inepto sexual y que su único objetivo al iniciar una relación con él fue la de garantizar su estatus económico.
Luis XIII
Desde los 10 años Luis XIII ya sabía que le gustaban los hombres. Sin embargo, también era conocedor de que no estaba bien visto estar con una persona del mismo sexo.
No obstante sus preferencias, en 1615, su madre lo forzaría a casarse con Ana de Austria, infanta de España e hija de Felipe III. Por motivos evidentes, no consumó el matrimonio en su noche de bodas.
Este monarca era particular, llamaba a su pene “mi niño bonito” y se enamoró de un hombre 23 años mayor que él, Charles de Luynes. Quien había trabajado previamente para su padre y formaba parte del Consejo de Estado.
El monarca lo trasladó a una instalación cerca de su residencia y le visitaba tanto de día como de noche. Prácticamente, veía a Charles de Luynes más que a su esposa. De hecho, fue el propio Charles, quien le convenció de que yaciera con la reina para dejar un heredero.
Los historiadores, también mencionan un segundo amante, Henri Coiffier de Ruzé. A todo esto, Ana de Austria, sola y sin la atención de su esposo, procuró buscar otros hombres por su cuenta.
Luis XIV
Mandó a erigir el palacio de Versalles y lo convirtió prácticamente en un prostíbulo. Se casó con la infanta española María Teresa de Austria, hija de Felipe IV de España, pero no fue ella la que disfrutó de la celebración de la inauguración del palacio.
En los pasillos y enormes salones el monarca francés celebró innumerables fiestas de índole sexual. La primera, realizada en el jardín, la llamó Los placeres de la isla encantada.
Allí se relacionó con su amante Luisa de La Vallière, con la cual tuvo cuatro hijos. Esta primera fiesta duró siete días, aquel evento fue el anticipo de en lo que Versalles se convertiría.
El monarca francés no dejaría de lado la vida lujuriosa hasta que la gangrena le puso fin a su historia cuatro días antes de cumplir 77 años.
María Antonieta y Luis XVI
Lento de cuerpo y espeso de encantos, Luis XVI resultó ser la excepción en lo concerniente al sexo dentro de la Familia Real. Versalles había visto toda clase de fórmulas sexuales durante los reinados anteriores, hasta que el heredero encarnó la castidad.
Los primeros rumores surgieron tras su matrimonio el 16 de mayo de 1770 con María Antonieta, Archiduquesa de Austria, cuando la boda fue seguida de una tediosa noche sin sexo.
Hay muchas teorías sobre por qué tardaron siete años en tener heredero. No se sabe con exactitud cuál fue el problema de Luis XVI, si fimosis, disfunción eréctil, dolores al intentar tener relaciones, inmadurez; y tampoco se sabe con exactitud qué hicieron para que, siete años después, consumaran la unión.
No hay pruebas de si el rey se sometió a la operación o no para corregir la fimosis; lo que sí se sabe es que, en 1777, Joseph II –hermano de María Antonieta- fue a visitarlos para interrogarlos sobre la relación. Y un año después de la visita y algunos consejos de Joseph II la pareja por fin esperarían un hijo.
Félix Faure
A veces un momento marca toda una vida. No importa si durante años uno sea una brillante persona si surge un percance que queda en la memoria de todos para siempre. Esto le ocurrió a Félix Faure, sexto presidente de la república francesa el 16 de febrero de 1899.
Félix tuvo varias amantes, aunque la más popular, fue la señora Steinheil. Su relación era de larga data, ya que iniciaron a verse cuando él aún era ministro de Marina. Con la llegada de Faure a la presidencia sus encuentros se hicieron más frecuentes, pues ella iba a visitarle al Palacio del Elíseo bajo el pretexto de ayudarle a redactar sus memorias.
Esto nos lleva al día en cuestión, 16 de febrero de 1899, tras una jornada de trabajo, Félix Faure, solicitó a su amante que le esperase en ‘salón bleu’ del Palacio del Elíseo. Lo que nadie podía preveer es que aquella tarde Faure tuviese una de las muertes más inverosímiles de la historia.
El presidente murió en plena sesión de sexo oral a causa de una apoplejía.
Tal acontecimiento fue usado por sus oponentes y se crearon bromas y juegos de palabras. A ella la apodaron como la pompa fúnebre, término que en francés puede significar tanto “enterrador” como “mamada de funeral“. Así, con semejante historia de placer y muerte, todos sus logros políticos quedaron borrados.
Como puedes ver la vida sexual de los gobernantes franceses es tan variada como lo han sido los acontecimientos políticos de la historia. Si te ha gustado este post no dudes en compartir para que otros disfruten de estos datos de Curiosidad Sexual.
Deja una respuesta