En la actualidad, la tecnología avanza a una velocidad muy grande modificando nuestros hábitos de vida y relaciones personales. Esta situación nos hace pensar a menudo en cómo será el futuro y cómo serán las relaciones interpersonales.
Es casi inevitable que al mirar hacia el mañana exploremos conceptos relacionados con el sexo virtual, los robots sexuales o la juguetería erótica. Y es por eso que te invito a leer el artículo de hoy, donde te daré una idea de cómo puede ser el sexo en el futuro.
En el pasado el sexo estaba asociado a con la virtud o el vicio. Había reglas y condiciones morales que definían si estaba justificado o si era un pecado. En la actualidad, tras varias revoluciones sexuales, se vive una sexualidad más libre. Incluso hoy las nuevas tecnologías nos permiten experimentar el coito de formas menos físicas y más virtuales.
En estos aspectos, en el futuro pueden surgir nuevas formas de cibersexo y sexting, experiencias eróticas con realidad aumentada o a la posibilidad de tener relaciones sexuales con un holograma. Dándole al sexo un alcance de otra dimensión.
Hoy existen todo tipo de juguetes que incluyen tecnología de punta. Algunos tienen mando a distancia o aplicaciones móviles que permiten controlas las sensaciones sexuales de tu pareja sin necesidad estar en la misma habitación.
Por otro lado, hay pulseras cuantificadoras que, además de estimular, cuantifica calorías, la velocidad alcanzada, el número de repeticiones y la fuerza empleada. También tienen una app que procesa toda la información para facilitar consejos y mejorar la vida sexual del usuario.
En este sentido se habla de un futuro del sexo en el que habrá lubricantes con nanorrobots capaces de provocar orgasmos rápidos e intensos. Además, los podrá manipular nuestra pareja sexual desde su móvil.
Otros pronósticos más radicales hablan de implantes que nos permitirán controlar el placer con el pensamiento o presionando un botón.
El ser humano es muy diverso, pero tiene en común el deseo por el contacto. Por mucho que avance el tema de la virtualidad en el futuro, no podemos olvidar que las sensaciones vienen a través del contacto con nuestro cuerpo.
Dicho de otra forma, estamos hechos para lo físico. Nos gusta ver y más nos gusta tocar.
Si en el pasado fueron las muñecas inflables, en la actualidad ganan terreno las muñecas sexuales realistas. La diferencia es que las de hoy día están hechas de silicona, pelo natural o sintético de altísima calidad.
Algunas pueden incluso ejecutar movimientos en determinadas zonas de su anatomía y emanar calor gracias a dispositivos térmicos estratégicamente ubicados que les dan un toque más real y humano. En este sentido, el futuro parece prometedor, pues ya en el presente se puso a la venta la primera muñeca sexual con inteligencia artificial. Capaz de establecer una sencilla, pero estimulante conversación al estilo chatbot y que promete quererte por siempre.
En el pasado los matrimonios eran por conveniencia e intereses, el acto sexual solo estaba permitido dentro de esta unión. El enamoramiento y la pasión quedaban como ingredientes del adulterio, de lo prohibido.
A medida que la humanidad avanzó, se pudo elegir a quién amar, con quién casarse y tener descendencia (o no). Por lo que el amor y el sexo han podido ir de la mano.
Sin embargo, no parece que la monogamia sea la regla en el futuro. Pues en los últimos años, es cada vez más habitual el sexo casual, sin complicaciones, sin compromiso, sin amor. Y no hay que reflexionar tanto acerca de los motivos ni estigmatizarlo como algo malo. El por qué es tan antiguo como evidente, el ser humano se inclina a la búsqueda del placer y a evitar el sufrimiento.
Muchas personas ahora asocian los problemas al hecho de relacionarse sentimentalmente. Entonces, por qué no buscar sexo y placer sin complicaciones, sin compromisos, ni sufrimientos. Esto ha dado paso a servirnos de algoritmos y apps para ligar y tener relaciones carnales.
No obstante, en el futuro los psicólogos y sexólogos igual serán necesarios porque, sí, es posible el sexo sin amor, pero no el sexo sin emociones. Y de estas el ser humano experimenta muchas.
Se puede practicar el coito desde la curiosidad, el deseo, la pasión, la diversión, etc. Y se puede sentir después de hacerlo: placer, afecto, afinidad, amor, decepción, disgusto, dolor, enfado, frustración.
Es imposible arrinconar o renunciar a las emociones, pues son inherentes al ser humano, aunque sean negativas. Ni siquiera manteniéndonos en la distancia, ni relacionándonos con robots, ni con el sexo libre.
Actualmente existen un sin número de métodos para prevenir el embarazo, por lo cual no es necesario el condón como método anticonceptivo. En el caso de las enfermedades de transmisión sexual, muchas son curables con la medicina actual.
Y con respecto a la más temida, el VIH/Sida, existe un tratamiento preventivo llamado PREP. Este reduce el riesgo de contraer la enfermedad durante las relaciones sexuales en cerca de un 99 % cuando se toma según las indicaciones médicas.
Por lo que es de suponer que gracias a estas circunstancias en el futuro sea cada vez menos frecuente el uso del condón.
Con completa sinceridad, el sexo del futuro que me gustaría para las relaciones carnales es uno donde la sexualidad se viva sin miedo, con buena comunicación y sobre todo sin culpa. Uno en el que las personas podamos ser sexuales sin miedo al juicio ajeno.
Quedará por ver cómo se desarrolla este ámbito de nuestras vidas en el futuro. Y la verdad es que, aunque aún queda mucho para ver lo que hemos descrito, que esas novedades de la sexualidad lleguen antes o después depende por completo de nosotros en el presente. De lo capaces que seamos o no de dejar ir los prejuicios y tabúes relacionados con el coito y la vida erótica de otras personas.
Esta entrada ha sido publicada el 31/05/2022 11:00
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