El budismo es la cuarta religión con mayor número de fieles en el mundo, y cada vez son más las personas que vuelven su mirada hacia este camino de realización espiritual, que en la práctica tiene más de doctrina filosófica que de religión.
Y siendo tantos los interesados en los diversos aspectos del budismo, hay uno que no puedo pasar por alto porque es de las experiencias humanas más importantes: el sexo.
¿Verdad que sí? Si estás leyendo este post es porque te interesa el budismo y te estás preguntando, algo perfectamente natural, cómo es que el budismo ve el tema del sexo. Pues bien, te invito a que continúes leyendo porque a ahora mismo voy a descorrer para ti el velo de este tema en particular.
Vamos allá.
La ética moral aplicada a la sexualidad en el budismo
Lo primero es que conozcas que las escrituras sagradas del budismo hablan bastante poco al respecto, y que casi todo lo referente al tema sexual se desprende de otros principios más generales. Esto si estamos hablando del practicante laico, por supuesto, porque para el monje budista existen un conjunto de más de 250 reglas disciplinarias, que incluyen la prohibición de cualquier tipo de relación sexual, incluyendo derramar semen a causa de la masturbación.
En el budismo existe un conjunto de principios llamados las Cuatro Nobles Verdades. Para atenernos al tema voy a centrarme en la segunda y la tercera que, parafraseadas, declaran que la causa final de todo sufrimiento es el apego y el deseo, y que la vía para suprimir el sufrimiento de raíz es la eliminación de todo apego y deseo.
No hay algo en la vida humana que se caracterice tanto por el deseo, el apego y la posesión más violenta que el sexo. Llegados a este punto y según todo lo que te he dicho, seguro estás pensando que la práctica del budismo es incompatible con el sexo. No te preocupes, no es tan así.
La naturaleza del placer sexual es algo efímero e impermanente, y la desaparición del mismo provoca sufrimiento, así como todas las barbaridades de que sabemos capaz al ser humano por conseguir dicho placer. Al ser una de las experiencias más maravillosas, es a la vez una de las más difíciles de manejar para el practicante de budismo.
Pero a medida que la practicante va trazando su camino hacia el Nirvana atraviesa por distintas fases de deseo sexual que marcarán la práctica del mismo.
Estado de quien entra en la corriente
En este primer estado se encuentran casi todos los practicantes. Se caracteriza por una primera realización del Nirvana, pero la persona continúa teniendo deseos sexuales, aunque sin cometer acciones que puedan clasificarse como dañinas.
Estado de quien vuelve una sola vez
En este segundo estado la persona tiene una segunda y más profunda experiencia de realización del Nirvana, y el deseo sexual se presentará una última vez en su vida antes de pasar al siguiente estadío de iluminación, conocido como:
Estado de quien no retorna
No requiere de mayor explicación. Llegada a este estado, la persona es libre por completo del deseo sexual y de cualquier otro deseo mundano.
Lo principal que debes tener en cuenta a la hora de abordar el tema del sexo en el budismo es que el practicante budista no debe perseguir el placer sensorial en su camino hacia la iluminación. Ahí va incluido el sexo, y si bien el budismo no prohíbe el sexo para los laicos, sí regula y desaconseja su práctica por ser una distracción.
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