La mayoría asocia la sequedad vaginal con la menopausia y la vejez. ¿Pero sabías que más de la mitad de las mujeres jóvenes la padecen…? Así que es algo más frecuente de lo que la gente piensa. La buena noticia es que tiene solución, o al menos se pueden aliviar los síntomas.
La sequedad vaginal es la disminución del flujo vaginal, resultante de una perdida de equilibrio entre mucosa (lubricante) y la microbiota o flora vaginal (es decir los microorganismos que habitan la vagina y la protegen de forma natural).
La sequedad resultante está asociada a menudo con una sensación de quemazón en la zona genital, irritación y picores. Pero lo que más afecta a la mujer que la padece es el dolor al tener relaciones sexuales, puesto que no hay una buena lubricación.
Eso, en el mejor de los casos. Porque la sequedad vaginal también aumenta el riesgo de contraer infecciones en esa zona y hacer que aparezcan fisuras en las paredes de la vagina (atrofia vaginal). Dichas fisuras pueden en ocasiones llegar a ser muy dolorosas, no solo durante el sexo.
Entre las principales causas de la sequedad vaginal tenemos el uso de anticonceptivos hormonales, la medicación hormonal indicada contra el cáncer de mama, los miomas uterinos, la endometriosis o la infertilidad, una infección vaginal o la caída de estrógenos.
Cabe decir que la caída de estrógeno no se debe únicamente a la menopausia, ya que también tiene lugar después de tener un bebé (sobre todo si se está amamantando) o a causa de una extirpación de los ovarios, quimioterpia o radioterapia.
Pero también hay ciertos hábitos que pueden causar la resequedad vaginal (o empeorarla). Por ejemplo, el uso de jabones agresivos, compresas y tampones perfumados o perfumes y lociones en la zona genital. Así que evitar estos malos hábitos puede prevenir la sequedad, o ayudar a aliviarlas si ya se padece.
Y no podemos olvidarnos del tabaco y el alcohol, cuyo consumo reduce los niveles de estrógenos.
Actualmente, hay muchas formas de resolver la sequedad vaginal. Pero los más comunes son el empleo de cremas hidratantes y lubricantes, y la terapia hormonal local.
Las cremas hidratantes se fijan al epitelio vaginal y retienen el agua de la vagina, manteniendo su hidratación. Además, mejora el pH, lo que ayuda a prevenir infecciones genitales. Y los lubricantes (nunca con esencias o perfumes) cumplen una función similar, aunque no funcionan como un tratamiento, sino como una forma de facilitar las relaciones sexuales.
La terapia hormonal, por otro lado, es necesaria cuando las cremas hidratantes no surten efecto y, especialmente, cuando hay atrofia vaginal. Consiste en administrar dosis pequeñas de estrógenos locales en forma de óvulos o crema, lo que mejora la respuesta lubrificadora de la vagina y normaliza el pH ácido.
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Esta entrada ha sido publicada el 16/12/2020 13:47
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