Querámoslo o no, llegamos a la adultez con muchas ideas preconcebidas sobre el sexo. Y una de ellas es que la virginidad es algo muy importante, y que para perderla hay que esperar a que llegue el hombre «adecuado».
Pero detrás de esta idea, aparentemente muy sana y bonita, se esconde una historia no muy romántica relacionada con la herencia y la conservación de los lazos consanguíneos.
Y de eso quiero hablarte hoy. Después de esta lectura, te aseguro que ya no verás el tema de la virginidad de la misma manera que antes, porque sabrás la realidad que esconde.
Esto, por supuesto, no significa que la tengas que perder con cualquiera que venga con intenciones de follarte. ¡Nadie ha dicho eso! Pero podrás reflexionar sobre el tema y decidir si es realmente tan importante para ti el hecho de conservarla.
¡No quiero perder la virginidad! ¿Qué hay realmente detrás de esta idea?
El querer conservar la virginidad hasta que llegue la «persona adecuada» es solamente una variación, una modernización digamos, de aquella antigua idea de que había que llegar virgen al matrimonio. En fin, el mismo perro pero con diferente collar.
En la antigua sociedad patriarcal, la virginidad era muy importante porque así el hombre se aseguraba de que sus futuros hijos fueran suyo. Y de esta manera podía dormir tranquilo de que la herencia era solo para los de su sangre. En fin, detrás de «¡virgen hasta el matrimonio!» hay un interés más legal y económico que de otro tipo.
Por supuesto, para defender esta postura se ha acudido con el tiempo a un gran número de argumentos. Y se llegó a relacionar la virginidad con el amor real, y al hecho de perderla con la prostitución y el pecado. Qué extremo, ¿verdad? De esa forma, el futuro esposo junto con toda su familia aseguraba el traspaso consanguíneo de sus bienes. ¡Los hijos de nadie más se iban a quedar con su dinero!
Y, con el tiempo y el abandono de las antiguas normas, esta idea buscó una forma de subsistir. Tanto que todavía las chicas ven su virginidad como algo especial. Algo que deben conservar hasta que llegue «el adecuado» (en otras palabras, el que en otra época hubiera sido el futuro esposo, ahora disfrazado de hombre ideal).
¿Hasta dónde conservar la virginidad?
Ahora que sabes la realidad que hay detrás del afán por conservar la virginidad, me gustaría aclararte que la decisión de hasta dónde conservarla es tuya y solamente tuya. Todavía puede que te parezca algo bonito y que merece la pena resguardar hasta el momento adecuado. ¡Y estás en todo tu derecho!
Además, no deberías acostarte con cualquiera, porque hay muchos hombres que lo único que quieren es tener sexo contigo y nada más. Y, si lo que buscas es amor y una relación estable, tienes que poner a prueba a esa persona que te gusta. Si es capaz de esperar y no te presiona constantemente, es porque realmente siente algo por ti.
Pero no lo hagas esperar porque te sientes presionada a conservar tu virginidad o porque no estás segura de que sea «el adecuado». La persona adecuada es la que te da amor. Si ese hombre te da amor, ¿por qué no dárselo tú? Si tienes ganas de acostarte con él y has visto que vale la pena como pareja, ¿por qué no hacerlo? ¿Por qué dejar que una vieja idea preconcebida interfiera con tu felicidad?
La clave es buscar el equilibrio. Es seguir a tu corazón… ¡y a tu cerebro! Es pensar con cabeza propia, pero también pedir consejo a las personas con más experiencias que tú. Es actuar sin miedo, pero con prudencia. Es dejarse llevar por lo que realmente sientes, pero sin ser impulsiva.
¿Ves la diferencia…?
Deja una respuesta