Aunque siempre nos han hecho creer que obesidad y sexo no combinan, la obesidad en sí no representa un obstáculo para tener relaciones. El gran problema muchas veces radica en la imagen negativa que estas personas tienen hacia sí mismas, en gran parte debido a los cánones de belleza impuestos por la sociedad.
Sin embargo, numerosos especialistas en salud han apuntado que el funcionamiento sexual de las personas obesas se encuentra en un rango normal. Y si quieres saber cuáles son las verdaderas limitaciones en ese sentido, te invitamos a seguir leyendo.
Datos sobre obesidad y sexo
La obesidad es un gran problema de la era moderna. Y no hablamos a nivel estético, sino de salud. La realidad es que no importa la forma de tu cuerpo, la clave para el éxito en la vida sexual siempre ha sido la confianza en ti mismo.
Por supuesto, los numerosos estudios sobre la obesidad y su incidencia en la salud general no pueden taparte con un dedo:
- Las alteraciones vasculares como el colesterol y la hipertensión arterial, pueden conducir a disfunción sexual masculina y femenina, por su incidencia en el flujo sanguíneo y por los medicamentos. Los antihipertensivos son un claro ejemplo de medicación que disminuye la calidad y duración de la erección. Ahora bien, estas enfermedades no son exclusivas de las personas obesas, pero sí que tienen una mayor propensión a padecerlas.
- La diabetes tipo 2, que a menudo se relaciona con una dieta poco saludable y sedentarismo, provoca un bajón en los niveles de testosterona, lo cual incide en la erección. Además de que propicia el aumento de infecciones vaginales por hongos, un menor flujo sanguíneo en el clítoris, y por ende una menor lubricación.
Así que aquí, el verdadero problema en sí no es la obesidad, sino las muchas comorbilidades que esta puede desatar. Ahora bien, con un estilo de vida saludable y una dieta adecuada, no deberíamos tener problemas para tener una vida sexual activa, ¿o sí?
¿El sobrepeso realmente afecta la calidad de las relaciones sexuales?
El mayor obstáculo que encuentran las personas obesas, sobre todo solteras, es la falta de oportunidades que se deriva de una sociedad que los ve como “perezosos” por no querer bajar de peso. Por otra parte, la autoimagen negativa también afecta el deseo sexual y la libido.
Sin embargo, ¡escucha! Se ha demostrado que los hombres con tripa producen una mayor cantidad de la hormona estradiol, y esta, al inhibir la eyaculación aumenta el tiempo de disfrute para la pareja sexual y para sí mismo.
Las personas obesas tienen una gran intuición en lo que se refiere a encontrar posiciones sexuales que minimicen los obstáculos para el coito. Por ende, el rendimiento sexual será el mismo que el de una persona con menos peso: Siempre que se mantenga un ritmo de ejercicios físicos adecuado.
Esto porque no puede negarse que el coito es un ejercicio cardiovascular intenso, pero sería mentira decir que solo las personas con sobrepeso u obesas se cansan más rápido. El problema aquí es el sedentarismo, que le sucederá lo mismo una persona delgada que a una con mayor peso corporal.
Además, las prácticas sexuales no se limitan al coito, así que hay mucho más de tabú en el tema de la obesidad y sexo, que de hechos. Lo más importante es aceptarse a uno mismo, llevar las curvas con orgullo y nunca olvidar cuidar de la salud.
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