La sexualidad es un elemento muy importante, definitorio en muchos casos, de la experiencia de ser humano. Pero una comprensión clara de este asunto requiere que vayamos más allá y te hable de lo que significa “identidad de género”. Porque a esto es a lo que vas a enfrentarte si llega el día en que tu hija te dice que quiere se trans.
Vamos allá.
Identidad de género
Este es un tema sencillo y complejo a la vez, a causa de la enorme variedad de términos que se manejan, y de los prejuicios y tabúes que existen al respecto. Pero es un punto clave, el punto de partida para entender todo con claridad y poder asistir y acompañar a tu hija en ese difícil periodo de transición.
La identidad de género es la forma en que un individuo percibe, subjetivamente, su propio género, que puede coincidir o no con sus características sexuales. ¿Está claro? Una persona puede nacer con órganos sexuales y sistema reproductivo femenino, y no sentirse como tal.
¿Cuando comienza a evidenciarse esto?
Es alrededor de los tres años que los niños comienzan a cobrar consciencia sexual en base a su aspecto y atributos, y también a desarrollar una identidad de género. Al comienzo esto es algo muy confuso para el niño, y los roles de género no están para nada definidos, así que los varoncitos juegan con muñecas y las hembritas patean balones con total naturalidad.
Pero a medida que el niño crece, y a través de la comparación con otros niños y con los adultos que le rodean, la consciencia de género empieza a desarrollarse y surgen las temidas preguntas incómodas: ¿Por qué tengo vagina? ¿Por qué fulanito tiene pene y yo no? O una muy específica, que es la que nos ocupa en este post: ¿Papá, mamá, por qué no tengo pene si soy varón?
¿Cómo reacciono ante una pregunta así?
Ojo con lo que voy a decirte ahora. Todos los niños no son iguales, se crían de formas diferentes y no tienen acceso al mismo nivel de información. Esta pregunta puede hacértela tu hija con cuatro, con diez o con quince años.
Lo primero es que seas capaz de detectar que no sea una fase pasajera, perfectamente normal a edades tempranas. El propio niño te dará las pistas necesarias para determinar si es algo episódico o si se trata de un patrón de comportamiento consistente y continuo.
Si ya determinaste que no es algo transitorio, lo principal entonces es que no olvides una cosa: se identifique con el género que sea sigue siendo tu hija, o tu hijo, eso es lo más importante. Si tú te quedaste en shock, imagina por lo que ella está pasando, las dudas, el temor, las inseguridades. Tú comprensión y apoyo pueden llegar a ser más importantes que las respuestas que puedas o no darle.
A pesar de toda la labor de concienciación que se lleva a cabo desde finales del siglo pasado, la transexualidad aún es un tabú en nuestra sociedad. Y si la persona nació con genitales femeninos, es peor visto. Como sociedad aún no tenemos la capacidad moral para enfrentar abiertamente este tema, porque aún estamos regidos por estrechas normas morales provenientes de la época victoriana, muy arraigadas y muy represivas.
Amor, aceptación, comprensión, apoyo, respeto
Estas son las claves para enfrentar tal situación, y no hay otras. La transexualidad no es una enfermedad que hay que curar, no es una desviación que hay que corregir, no es una infección que hay que erradicar… Es algo perfectamente natural que existe desde que la humanidad es tal.
Los ataques en el seno familiar, las burlas, los castigos, son extremadamente dañinos en este punto y lo único que conseguirán es que ella, o él, se reprima y se aleje. Esto no puede ser una opción porque, como te dije antes, es tu hija, y eso es lo más importante.
Si como padre o madre sientes que no estás capacitado, que no conoces lo suficiente sobre el tema, o que tu condicionamiento sobre la sexualidad es muy tradicional y te va a costar aceptar el hecho de que tu hija se identifica con un género que no corresponde con sus atributos sexuales, solo hay dos consejos que realmente te pueden funcionar: busca literatura especializada sobre el tema e instrúyete con mente abierta, y visita a un psicólogo o un psicopedagogo que pueda orientarte acerca de la mejor forma de abordar el tema.
La presión social será muy difícil de manejar. Puede que te critiquen, que te juzguen, incluso que te rechacen. Como sociedad aún nos queda mucho por evolucionar. Pero si hechas mano de los valores que constituyen los pilares de la familia, el amor, la aceptación, la comprensión, el apoyo incondicional y el respeto, tu hija pasara ese difícil proceso sin traumas innecesarios y podrá disfrutar de una vida plena.
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