El herpes es una de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) más comunes y, una vez contraído, permanece de por vida en el organismo. Pero no todas son malas noticias. En realidad, se trata de una enfermedad que no te impedirá llevar una vida completamente normal.
El herpes provoca llagas en diferentes áreas del cuerpo, como pene, escroto, vulva, vagina, cuello uterino, cara interna de los muslos, nalgas, labios, boca y garganta. Y con muy poca frecuencia en los ojos.
Estas llagas o ampollas puedes causar picor y dolor, y no se mantienen fijas, sino que aparecen y desaparecen en diferentes áreas con el tiempo. Esto es muy importante saberlo, para no alarmarse si las llagas permanecen iguales con el tiempo, en cuyo caso no sería herpes.
Además, el herpes puede causar síntomas como los siguientes:
Si presentas alguno de estos síntomas junto con la presencia de llagas, es posible que padezcas herpes. En tal caso, te recomiendo visitar al doctor para que te recomiende un tratamiento.
La infección se adquiere a través del contacto físico de alguna de las siguientes maneras:
Como ves, no hace falta eyacular para transmitir esta enfermedad: con el contacto de piel a piel o al besar a alguien es suficiente. Algo importante sobre esto, es que la infección puede transmitirse incluso si no hay llagas u otros síntomas.
Pero, en realidad, el herpes es más contagioso cuando las llagas están abiertas y húmedas. Esto no significa que las probabilidades de adquirirlo de una persona asintomática sean nulas, sino que son menores que cuando hay llagas, sobre todo si están abiertas y húmedas.
Sin embargo, debes saber que las personas que padecen herpes tienen una vida normal con relaciones y sexo. De hecho, es probable que lo padezcas de manera asintomática y que mucha gente que conozcas lo tengan. En realidad, no es una enfermedad peligrosa, aunque como es lógico siempre es bueno evitarla.
Y aunque permanece toda la vida con nosotros, los síntomas del herpes se hacen menos frecuentes con el tiempo.
El herpes tiene dos variantes: VHS-1 y VHS-2 (las siglas provienen del nombre del virus que lo ocasiona: “Virus del Herpes Simple”). El VHS-1 suele provocar herpes oral, es decir llagas en los labios, boca, garganta y áreas cercanas. En cambio, el VHS-2 suele causar herpes genital: pene, escroto, vulva, vagina, cuello uterino e inmediaciones.
Sin embargo, nota como digo “suele”, ya que no siempre hay una relación exacta entre el tipo de herpes y la región afectada. De hecho, tanto el VHS-1 como el VHS-2 puede infectar la región genital o la bucal. Esto implica que, por ejemplo, puedes contraer herpes genital si alguien con una llaga bucal te practica el sexo oral, o viceversa.
El herpes se diagnostica en el clínica, mediante una inspección de las llagas y los síntomas. Y, en casos dudosos, el diagnóstico se puede confirmar realizando un cultivo virológico de las llagas en la fase inicial de la enfermedad.
El tratamiento consiste en la administración de antivirales como el aciclovir, el valaciclovir y el famciclovir. Si se administran a tiempo y en dosis suficiente, pueden disminuir considerablemente los síntomas y evitar recaídas.
Pero ten en cuenta que estos medicamentos no son una cura. Tendrás que vivir con el herpes toda tu vida. La buena noticia es que, la mayor parte del tiempo, ni siquiera sabrás que está ahí, pues no tendrás síntomas.
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Esta entrada ha sido publicada el 09/06/2020 10:30
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