Este es sin dudas uno de los momentos más temidos por cualquier padre. Ese momento en que nuestro hijo comienza a darse cuenta de que la sexualidad, de alguna manera incomprensible para él, forma parte del mundo que lo rodea.
Muchos padres temen tanto este tema que lo esquivan abiertamente, dando respuestas evasivas o incluso reaccionando con molestia y violentamente. Otros, por el contrario, atiborran al niño de información a manera preventiva y prematura, en un intento por adelantarse a los acontecimientos. Y un tercer grupo tiende a quitarle hierro al asunto, banalizando el tema y llevándolo a al terreno de la más absoluta puerilidad.
¿Es correcto esto? ¿Es lo más recomendable? ¿No? ¿Entonces cuál es la forma correcta de hablar de sexualidad con un niño? Continúa leyendo y descubre la manera de enfrentar el difícil arte de educar a los hijos.
Tenemos que empezar por reconocer que hemos sido educados en una sociedad donde la sexualidad es algo tabú, y de mal gusto hablar abiertamente sobre el tema. Súmele a eso la tendencia totalmente natural de proteger a nuestros hijos, sobre todo a las niñas, de los peligros de una consciencia sexual precoz.
Ahí tiene una perfecta y muy peligrosa bomba de tiempo, que a largo plazo atentará contra la correcta salud sexual del futuro adulto en que se convertirá su hijo.
La sexualidad forma parte de la vida cotidiana. Es inútil que trate de vendarle los ojos al niño o encerrarlo en una burbuja. El acceso cada vez mayor a la información en estos tiempos convierte eso en virtualmente imposible.
La única solución es que usted como padre tenga, no solo la información necesaria, sino una mente abierta para tratar el asunto sin prejuicios, y una metodología eficaz para dar esa información a su hijo de la manera correcta y más provechosa.
Tenga en cuenta que es natural que a cualquier edad el niño tenga inquietudes y preguntas sobre el tema. Y no dude que las abordará de frente y con toda la sincera naturalidad que los caracteriza.
Deje de lado los prejuicios, tenga una actitud positiva y desenfadada sobre el tema y hágale saber al niño que puede hacerle cualquier tipo de pregunta. La confianza es esencial en este caso.
Y si, por el motivo que sea, la pregunta de tu hijo te toma por sorpresa y no tienes la información necesaria para responderle, no inventes, manifiéstalo con sinceridad al niño y vuelve luego más preparado para abordar el asunto. Después de todo, recuerda: papá lo sabe todo… casi siempre.
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¡Hasta la próxima!
Esta entrada ha sido publicada el 13/10/2020 10:30
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