Es normal que los hombres se obsesionen con el pene, sobre todo porque todos ellos cuentan con una relación casi de amistad con el mismo. No obstante, la mayoría de ellos, solamente lo miran desde un aspecto: el tamaño. Lo que los hombres no saben, es que el pene es mucho más que su envergadura y se destaca en otros ámbitos que realmente es importante conocer.
En el siguiente texto te hablaremos de algunos de ellos, te diremos información interesantes sobre tu órgano reproductivo, para que de esa manera comiences a verlo desde otra perspectiva.
Contrariamente a la creencia generalizada, el pene, por sí mismo, no es un músculo. Es cierto que en la cara interior del pene se encuentran algunos tejidos musculares y algunos músculos que intervienen directamente en procesos como la erección o la eyaculación, pero esto no le confiere a este órgano la naturaleza de músculo.
Al igual que el clítoris, el pene también tiene una parte interna, por lo que la cara externa representa únicamente alrededor del 50% del tamaño real. Lo que ves es sólo la mitad de lo que tienes. El pene, como órgano, comienza dentro del cuerpo, cerca de la próstata y termina en el glande, que se sitúa al final de la parte visible del pene.
Según los principios evolucionistas, el tamaño del pene ha sido a lo largo de la evolución el único modo que las mujeres tenían para valorar la capacidad de un candidato a pareja para darle una prole sana y robusta. Algo que sería mucho más importante en la lejana época en que nuestros antepasados no usaban ropa, y que, según creen los investigadores podría explicar por qué los humanos han evolucionado con un pene mayor que otros primates.
A pesar de que en un principio es un chascarrillo recurrente, la ciencia demuestra que esta afirmación es más veraz de lo que parece. Cuando se producen erecciones en situaciones no propicias o durante las horas de sueño se debe a la autonomía de este órgano sexual. Esto se produce porque el pene responde al sistema nervioso simpático que no está siempre bajo control consciente, de ahí que muchas veces no ocurra de manera voluntaria o deseada.
Aunque es poco frecuente (alrededor de 1 de cada 100.000 hombres lo ha padecido), es posible que el pene llegue a “fracturarse”. Dado que no tiene hueso, se produce un traumatismo debido a la ruptura de la túnica albugínea, esa capa gruesa que envuelve la estructura del pene.
Las principales causas por las cuales se puede producir este traumatismo están asociados a prácticas sexuales o masturbaciones demasiado agresivas. No obstante, los hombres pueden estar tranquilos, ya que el 92% se recuperan del traumatismo
El borde inferior del glande es la zona más sensible al estímulo táctil. Lo mismo que la parte inmediatamente inferior a la salida o desembocadura de la uretra, denominada frenillo. Pero igualmente el cuerpo central del pene es sensible a la fricción, por su dotación de cuerpo cavernoso -como los de una esponja- y su provisión de nervios portadores de sensibilidad.
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Esta entrada ha sido publicada el 12/02/2021 10:30
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