El sexo es, para una buena parte de los seres humanos, una actividad placentera que puede incluir (o no) intimidad y emociones. Sin embargo, para algunas personas podría llegar a convertirse en una adicción, que afecta sus relaciones sociales y afectivas. Entonces, puede que te preguntes, ¿cuáles son las adicciones sexuales más comunes?
En este post, pretendemos dar respuesta a por qué ocurren las adicciones de índole sexual, así como cuáles son los nombres de los tipos de adicciones sexuales más frecuentes.
Las adicciones de cualquier tipo, responden a la necesidad que se crea en el individuo de consumir determinado producto o actuar de un cierto modo, para encontrar placer y satisfacción de una forma que le resulta imposible alcanzar de otra manera.
El problema es que una adicción requiere de la repetición de esa acción de forma continua, y la persona es en gran medida incapaz de controlar su comportamiento. En muchas ocasiones, muy a pesar de que el individuo conoce perfectamente las consecuencias de sus acciones, le resulta muy difícil dejar de hacerlas.
Si bien cuando se habla de adicciones sexuales, lo primero que viene a la mente es propiamente dicho, la adicción al sexo. Esta puede tomar diversas aristas en dependencia del género, la personalidad y demás características del individuo.
Así sería más correcto de hablar sobre distintos tipos de adicciones, pues frecuentemente las personas se enfocan compulsivamente en un tipo de actividad que les brinda placer, creando esta necesidad:
Las adicciones sexuales presentes mayormente en el género masculino se han estudiado durante más tiempo.
Puesto que, por contraparte, la liberación sexual de las mujeres ha sido un proceso lento y que todavía es dispar en muchos lugares del mundo. Así veremos que los hombres tienden más a las siguientes adicciones:
Aunque el consumo de material pornográfico no es exclusivo del género masculino, sí se asocia mucho más su consumo excesivo con los hombres (aunque ya veremos más adelante que esta noción se ha ido transformando).
La pornografía se encuentra presente en mayor o menor medida en la cotidianidad de los hombres. Pero para algunos, resulta imposible excitarse en situaciones normales cuando no se cumplen las expectativas físicas y las reacciones que los ficticios vídeos XXX se empeñan en vender.
La libido en las parejas puede tener sus altas y bajas, y si bien hay períodos en que es la fémina quien exhibe un mayor deseo que su compañero.
Cuando ocurre lo contrario, se ha comprobado mediante estudios sociales que no pocos hombres desarrollan una adicción a mantener relaciones sexuales con prostitutas, aun cuando su pareja retoma un nivel de libido adecuado.
Aparejada al consumo excesivo de pornografía, se encuentra la masturbación compulsiva. En el caso de los hombres, pueden llegar a cifras extremas de 10 o más veces al día.
El resultado de esta adicción puede ser en muchos casos, la incapacidad de responder a otros estímulos sexuales distintos a la masturbación.
Se ha probado que los hombres (sin adicciones sexuales aparentes) tienden a disfrutar más el mantener relaciones sexuales con otras personas que no sean sus parejas. A la vez, se encuentran mucho más abiertos a incluir a una tercera persona en la intimidad, en comparación con las mujeres.
Por tanto, no es de extrañar que el sexo colectivo, ya sean tríos, intercambio de pareja u orgías, puedan convertirse en una adicción que trastorne su percepción de la intimidad en la pareja.
Por último, las prácticas que incluyen observar y ser observado también suelen presentarse como potenciales adicciones para los hombres. Sobre todo, gracias a la facilidad de conocer y concertar encuentros con personas con los mismos intereses mediante Internet, ya sea de forma virtual o física.
El origen de muchas de las adicciones sexuales comunes en mujeres tiene como base la hipersexualidad o ninfomanía. La cual es, además, la principal adicción presente en el sexo femenino:
El incontrolable deseo sexual o hipersexualidad, es también llamado ninfomanía, y se trata de un trastorno o adicción sexual que muy frecuentemente afecta la vida cotidiana de las féminas que la padecen.
Sin importar la frecuencia con que se practique el sexo, ni el consumo de pornografía o la masturbación, la libido de las mujeres hipersexuales no parece tener fin, y suele hacer mella tanto en ellas mismas como en sus parejas (de tenerlas).
Otra adicción muy frecuente en las mujeres es el sexo con desconocidos. La adrenalina de un único encuentro con la promesa de un orgasmo inolvidable, no solo puede convertirse en un pozo sin fondo en lo que a adicciones se refiere. Sino que además es una práctica de alto riesgo por la posibilidad de contagio de ITS, VIH, etc.
Los juguetes eróticos son una fuente de placer innegable que nunca falla para las mujeres, quienes no siempre se encuentran satisfechas con el desempeño sexual de sus parejas.
Sin embargo, la facilidad con que se obtiene placer de esta manera, puede conducir a un uso compulsivo de dichos objetos. Al tiempo que se reduce la interacción social con fines de encontrar pareja.
Cada vez más mujeres admiten consumir pornografía de forma compulsiva, lo cual va aparejado a la masturbación a cualquier hora y en cualquier lugar, debido a la estimulación que provocan las imágenes explícitas.
Existe una cierta propensión por parte de las féminas que presentan adicciones sexuales, a disfrutar prácticas en el espectro de la dominación y sumisión: Siendo una de las más presentes en el género, el BDSM.
Muchas mujeres no pueden apartar el placer sexual de una cierta dosis de violencia o maltrato, ya sea que lo reciban o que lo proporcionen, y esto termina constituyendo un factor que necesitan para obtener la suficiente gratificación.
Las adicciones sexuales suelen provocar culpa y ansiedad. Al mismo tiempo debilitan la autoestima, repercutiendo negativamente en la salud emocional y psíquica.
Por ende, lo más recomendable es no intentar solucionar por cuenta propia un problema de este tipo, aunque se trate de una de las adicciones sexuales más comunes: Sino que conviene buscar ayuda profesional tanto de forma individual, como en conjunto con la pareja, pues esta también puede estar sufriendo en silencio las consecuencias de la adicción.
Esta entrada ha sido publicada el 02/09/2021 11:00
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